Hacia fines del siglo XVIII nace y empieza a
desarrollarse en el entonces territorio del Río de la
Plata un tipo de literatura de carácter popular, en un
comienzo anónima, cuya característica general consiste
en proyectar hacia el campo el ámbito rural del país,
las costumbres de los hombres de campo, sus personajes
típicos, todo ello a través de su tradición y su
vocabulario. Es lo que llamamos literatura gauchesca,
cuya difusión alcanza hasta el último tercio del siglo
XIX. Refleja actitudes derivadas de la educación
española, tales como el culto por las armas, la
habilidad del jinete, y el sentimiento implícito de la
libertad. Se ha insistido mucho en este último aspecto,
pues parece desprenderse del mismo tipo de vida
característico del gaucho, jinete solitario de las
llanuras desiertas que debió aprender a manejarse con la
independencia propia de un estilo de vida errabundo, en
un ámbito que, como el de la pampa, parecía ofrecerse
ante él como un horizonte sin límites ni ataduras. La historia parece haber tomado al gaucho en la epopeya contra los españoles, bajo caudillaje de Güemes; y así lo tomó la literatura a través de Lugones, por ejemplo, en La Guerra Gaucha. Pero en realidad el gaucho ha vinculado también su nombre con muchos episodios bélicos de nuestra independencia, y estuvo presente en las campañas de los caudillos montoneros, en las luchas por la organización nacional -sin excluir el período rosista, con sus Colorados del Monte- hasta Caseros, momento en que la campaña se empieza a poblar de extranjeros, de gringos, como los llamaba, y a los que ve como intrusos que se proponen desplazarlo. Aun dentro de la dinámica general de nuestra emancipación de España, la utilización de un lenguaje rústico, rural, fue en nuestra literatura un signo de independencia. El impulso de alejamiento de la tradición peninsular, de unificación con el propio suelo, de construir una nueva patria, contribuyó al desarrollo de esta literatura en formación. Fue así como, por conducto del romanticismo, los gauchescos aprovecharon el paisaje rural, las costumbres bien distintas de sus habitantes, tendiendo al olvido de lo ciudadano y tratando de captar lo popular, a veces con la colaboración de la música, tanto en el interior como en las zonas aledañas y provinciales. Esta literatura buscaba además conmover a un auditorio en su mayoría analfabeto, que se extasiaba con las noticias y sucesos relatados por los poemas y las letras de tono menor. El dialecto entraba con su facilidad porque era algo que no requería atención previa. Se interpretaba, y, más aún, se intuía lo que no estaba dicho de modo explícito. Y mientras en los núcleos ciudadanos este lenguaje sonaba con aspereza y chocaba contra las formas cultas, en el ambiente popular lograba una penetración creciente y un desarrollo cada vez más impregnado del consentimiento activo. Nada parecía ofrecer resistencia a este modo de expresión. El poema gauchesco llegaba al pueblo todo. Sus autores sabían que en los cielitos, en las payadas, en los trovos, se concentraba una corriente literaria.Habían comenzado por ofrecer piezas de toque político, y siguieron por ese rumbo. Y así ocurrió sucesivamente con Hidalgo, Ascasubi o José Hernández. Pero a esto deberá volverse en su oportunidad.Poesía gauchesca y poesía tradicional. No debe confundírse la poesía gauchesca con la poesía tradicional, latente ya desde los tiempos de la colonización. En esta última, nos llegan enraizados los viejos romances de matones, las rondas, las canciones, los villancicos y las coplas, los temas con héroes legendarios y caballeros, reyes y pastores, etc. Poesía tradicional que está fundamentada en el anonimato, que refleja un arte impersonal, que había sido recogida por los libros de cordel, los florilegios, las hojas sueltas o la memoria de lectura y la tradición oral. Estos elementos tradicionales se contaminan en tierras de América, se reelaboran con palabras, costumbres, accidentes, nombres, que le imprimen cierto tono local, pero siempre bajo una raíz histórica pura. En el primer tercio del siglo XIX surgen entre nosotros los poetas anónimos y los payadores, improvisadores o memorizantes de coplas y rimas, que difundirán mediante versos octosílabos y acordes de guitarra este tipo de poesía. Los tonos dentro de su pobreza melódica no ofrecen una gran variedad. Pero se adaptan a distintas formas de piezas, desde los romanees a las décimas. Con los payadores la revelación estética de la poesía fue "no tanto de solaz, como noticiosa, profética, moralizadora, idealizadora y didáctica. En un medio social sin escritura, sin iglesia, sin escuela, sin presión social (por regir un tipo de comunidad rala), el payador era el letrado, el maestro, el periodista, el consejero y el predicadol'. Debe añadirse a esto que era deber ineludible, cuando se enfrentaban dos cantores, el payar de contrapunto. Desarrollo de la poesía gauchesca La poesía denominada gauchesca, género que surge en el ámbito rioplatense, ha quedado como sello indiscutible dentro de la literatura hispanoamericana. Ya desde su mismo nacimiento fue un elemento de consulta y una manera de plática confidencial entre la gente del pueblo. En esta manifestación verbal se acentuaba el decir pícaro y lo episódico, el suceso histórico -apenas interpretado en el momento de circunstancia-, todo ello difundido mediante el canto. Si bien los payadores habían compenetrado sus composiciones improvisadas o recordadas con el alma popular, el joven género gauchesco experimentó nuevos cambios. El decir se volvió realista, crudo y convincente, el cual, al ser repetido por el cantar guitarrero se convirtió en noticia volatinera o suelto de periódico, aprendido con estribillo o melodía. Ya Bartolomé Hidalgo (1788-l822) había encendido con sus "cielitos" la combatividad del canto, reproduciendo a la vez con sus "diálogos" la conversación amena entre paisanos. Estos dos elementos serán luego desarrollados por la literatura gauchesca a través de sus continuadores -inclusive los mismos payadores, noticieros o maestros dentro de las comunidades más inferiores-, cuyo desarrollo estará ya afirmado en una tradición. En muchos casos, el decir jocoso estuvo salpicado por la reflexión o el comentario. No todo lo expresado entre paisanos eran chuzas verbales o requiebros festivos, sino que estaba también la queja mordaz, las múltiples lamentaciones con hechos citados para su confirmación. No se quería usar el canto como un puro juego lírico o ameno. Existía un dolor que estaba flotando en la intimidad del verso, de modo que el poeta dejaba las comparaciones aproximativas del lenguaje rural y se imponía la obligación de ser testigo de la verdad, del sufrinliento, de las luchas de la independencia. Lo político o lo social no dejaban de registrar la gracia del estilo, pero actuaban en primer plano. El pueblo lo entendió así, y aprendía la historia del país o de su comarca natal a través del poema bordoneado en las guitarras. De este modo, los gauchescos cultivaron a la vez el verso sabroso y el polémico.La línea descriptiva de Bartolomé Hidalgo se continuó así con el poeta Hilario Ascasubi (1807-1875), que es autor de una extensa producción lírica reunida luego por su autor en tres gruesos tomos editados en París en 1872. La costumbre de utili.zar seudónimos, tan difundida en la época, fue seguida no sólo por Ascasubi sino también, y posteriormente, por Estanislao del Campo (1834-1880), al autor del Fausto (1866). Si Hidalgo dio en su primario cantar del cielito el tono de una voz, y Ascasubi con Santos Vega un minucioso friso'de la campaña bonaerense enfocando la historia de unos mellizos, Del Campo lleva a su culminación el juego dialogado de los poetas gauchescos. Todo en un proceso que culminará con Hernández en una pieza cumbre de la literatura gauchesca: el Martín Fierro. A partir de aquí ya quedará bien marcado el rumbo definitivo de la literatura gauchesca, no sólo para el verso sino también para la prosa, entre las que deben incluirse las tentativas dramáticas o narrativas. Así se irán sucediendo más tarde Ricardo Gutiérrez, Martiniano Leguizamón, Benito Lynch, Ricardo Güiraldes en esta orilla del Plata, mientras en la otra surgen figuras como Javier deViana, Eduardo Acevedo Díaz, Carlos Reyles, etcétera. ............................................................................................................................................................. Es un género literario escrito por lo general en lenguaje rústico y tiene como artista principal al Gaucho. Fue el uruguayo Bartolomé Hidalgo (1788-1823) al que se considera iniciador del género. Entre sus obras podemos citar "Diálogos Patrióticos" o sus "Cielitos". La poesía gauchesca nace hacia el siglo XVIII en el Río de la Plata, su difusión llega al último tercio del siglo XIX. Refleja actitudes como el culto por las armas, la habilidad del jinete y el sentimiento de libertad. No debe confundirse la poesía gauchesca con la tradicional, que habla de canciones, rondas, villancicos, héroes legendarios, caballeros, reyes, pastores, etc. que es la poesía que trajeron los españoles en el siglo XVI (muchas de las cuales surgen en las recopilaciones de Juan Alfonso Carrizo: 1500 composiciones mayores y 15000 menores). En el 1er tercio del siglo XIX surgen los payadores, que en un mundo analfabeto, sin iglesia, sin presión social, eran los letrados, maestros, periodistas y predicadores. Concolorcorvo (Carrió de la Vandera) ya los nombra en su "Lazarillo de los ciegos caminantes" hacia 1772. En el sainete "El amor de la estanciera" de 1787 se quiere llevar la vida de estancia a la escena. Aquí se utilizan el habla tradicional y el quehacer del gaucho (enlazar, jinetear, voltear, etc.). Y el tema gauchesco se vuelca hacia el caballo, parte del alma del gaucho. Así tenemos un poema anónimo de 1825 sobre las guerras de la Independencia que narra la conversación entre Chano y Contreras.
Referencias y semejanzas entre la
poesía gauchesca, nativismo y folkore
Cuadro comparativo de
Bruno Jacovella (Folklore argentino, Bs.As. Ed. Nova, 1959).
Para poder observar el desarrollo de la poesía
gauchesca podemos decir que el tema político nace y se traslada de:Bartolomé Hidalgo (Cielitos) a Hilario Ascasubi (Paulino Lucero), Antonio Lussich (Los 3 gauchos orientales), José Hernández (Martín Fierro) Y del poema o diálogo a la descripción completa, para fuente novelística: Bartolomé Hidalgo (Diálogos) Hilario Ascasubi (Santos Vega o los mellizos de la flor) Estanislao del Campo (Fausto) José Hernández (Martín Fierro). Por otro lado, el cordobés Hilario Ascasubi (1807-1875), con sus increíbles obras "Paulino Lucero", "Aniceto el gallo" o "Santos Vega" se convierte en un hito fundamental del género. También Estanislao del Campo (1834-1880), quien continúa, por así decirlo, la obra del genial Ascasubi creó obras como "Anastasio el pollo", en alusión al Aniceto el Gallo; su obra más renombrada es sin duda "Fausto" obra gauchesca-humorística. Otro valuarte de la poesía gauchesca es Ricardo Güiraldes (1886-1927), quien criado en San Antonio de Areco, creó el inmortal "Segundo Sombra" junto con algunas poesías y cuentos. Pero el más conocido y el más querido es sin duda el "Martín Fierro" de José Hernández (1834-1886), que en su "Gaucho Martín Fierro" y "La vuelta del Martín Fierro", pinta impecablemente las andanzas criollas en la extensa pampa argentina. El antecedente directo del Martín Fierro es la obra del uruguayo Antonio Lussich, que narra la reunión de 3 personajes que se reúnen para contar anécdotas y patriadas. La obra es "Los 3 gauchos orientales". ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Poemas gauchescosAunque no fue el propósito inicial de este cancionero, a través de mis estadísitcas he visto que se suelen buscar poemas gauchescos, y por tal motivo decidí agregar esta sección. Debajo de estas palabras introductorias encontrarán un índice de los autores y sus poesías, y también la posibilidad de enviar un mensaje para solicitar los títulos que les gustaría ver publicados aquí. Demás está decir que no solamente se publicarán las composiciones de autores argentinos, sino todas las relacionadas con el folclore argentino, que aunque ya no se suelen escuchar en la radio, hace unas cuantas décadas tenían un espacio en la programación. Tal vez el representante más destacado ha sido Fernando Ochoa, que tanto nos emocionaba recitando poesías como "El perdón", de Yamandú Rodríguez, como nos hacía reir con su personaje Don Bildigerno. Las generaciones actuales no tienen la menor idea de lo que estoy hablando, pero los que han pasado los sesenta deben (o deberían) recordarlo. Lamentablemente es un género que no ha tenido continuadores, salvo Luis Landriscina, que en un principio también recitaba sus propios poemas, pero terminó inclinándose hacia lo reidero. Los Autores y sus PoesíasAtahualpa YupanquiYamandú RodríguezLuis LandriscinaOsiris Rodríguez CastilloRoberto Rimoldi FragaJuan Pedro LópezPorfirio ZappaMario César ArrietaMartín CastroGoyo GodoyVíctor Abel Giménez------------------------------------------------------------------------------------------------------------MATEO ROMERO
El gaucho es un tipo humano surgido en el Sur de América, en los países
del Río de la Plata y en la zona sur del Brasil. Por eso mismo, estando
indisolublemente unida a él, la literatura gauchesca en idioma español
es un tipo de literatura de los países rioplatenses, Argentina y
Uruguay; sin dejar de advertir que existe igualmente una literatura gauchesca en portugués,
especialmente referida al estado brasileño de Río Grande del Sur.
Aunque no es una cuestión propia de este tema, debe tenerse en cuenta
que, especialmente en la época previa a la consolidación del Estado
uruguayo, existió siempre una intensa vinculación, en muchos aspectos,
entre el sur del Brasil y la “Provincia Oriental”.
El origen de la palabra gaucho
ha sido ampliamente analizado; y existen diversas opiniones, ninguna de
ellas absolutamente concluyente. Se le ha atribuído ser una deformación
de guaso (hombre de campo, rústico, grosero y tosco), un trastrueque de la palabra guacho (huérfano o más propiamente nacido de madre soltera y a menudo abandonado por ella); o una derivación de gauderio (holgazán, poco inclinado a trabajar).
Sin embargo — y a pesar de ser poco mencionado — lo
más probable es que la expresión, que hay amplio consenso en cuanto a
que comenzó a emplearse en la “Banda Oriental”, provenga del sur del
Brasil donde la palabra gaúcho puede considerarse una deformación de la palabra portuguesa garrucho,
(que se pronuncia marcando la “rr” en forma gutural) y cuyo sentido es
“portador de garrocha”; esto es, el hombre a caballo que para gobernar
las tropas de ganado utiliza una larga vara hecha de una rama de árbol.
Cabe anotar que pronunciándose la “ch” en portugués con el sonido “SH”,
al castellanizar la pronunciación como “che” casi en forma imperceptible
se cambia el acento de la U para la A.
El tipo humano designado tradicionalmente como gaucho
responde esencialmente a un individuo — generalmente mestizo — que
habitaba en los campos semidesiertos, en una época previa a la
modernización agropecuaria, en las vastas planicies no cultivadas (ni
cercadas) de la zona subtropical de América del Sur; que actualmente
forman parte de la pampa argentina, y los territorios al este del macizo
andino que comprenden la zona aledaña de los ríos Paraná y Uruguay,
hasta el Rio de la Plata y el Océano Atlántico, especialmente el actual
Estado de Río Grande del Sur, y, por supuesto el actual territorio
uruguayo.
Surgido hacia fines del Siglo XVII, luego de que las planicies se
poblaran con ganaderías vacunas expandidas por las autoridades
coloniales españolas, (p.ej. Hernandarias)
y cuando comenzaban a estructurarse algunas explotaciones de
“estancias”; las circunstancias locales influyeron fuertemente en su
ambiente vital. En el sur de la pampa argentina, por ejemplo, se
iniciaba “la conquista del desierto”,
actividad colonizadora de esos territorios en los que habitaban algunas
tribus indígenas que desarrollaron una oposición muy combativa a la
penetración de los colonos de origen europeo. Existe una obra clásica de
la literatura argentina, “Una expedición a los indios ranqueles” de
Lucio V. Mansilla, que trata de dicha época histórica.
Las actividades propias de la ganadería, tales como la faena y el cuereado del ganado mayormente cerril, le hacían diestro con el cuchillo;
que naturalmente pasaba a ser su arma de ataque y defensa en las
contiendas suscitadas por la limitada vida de relación social que se
desenvolvía principalmente en el ámbito de las “pulperías”;
locales a menudo aislados en el campo, que servían múltiples fines de
provisión de algunos alimentos, ropas, utensilios y equipos
(principalmente para la monta equina), posada y lugar de reunión con
frecuente libación de bebidas alcohólicas, entre las cuales el
aguardiente de caña, a menudo de origen brasileño, ocupaba un lugar
preferente. Bebida con fuerte contenido de alcohol metílico cuya
embriaguez propicia conductas sumamente agresivas, y que tiene una
acción muy nociva para el cerebro y el hígado.
La característa personal más típica del gaucho es el individualismo
. Siendo a la vez una persona sin vinculación económica con un lugar
fijo, por carecer de propiedad terrestre y por su propia actividad
esencialmente ganadera - de hecho un verdadero nómade; generalmente
poseía gran habilidad como jinete, siendo el caballo
su elemento referencial más importante, incluso desde el punto de vista
patrimonial. El caballo es para al gaucho el instrumento esencial de su
movilidad y consiguientemente de su libertad; por lo cual quedar “de a pié” es una verdadera tragedia personal y le significa un menoscabo total en todos los aspectos.
Consecuentemente, el gaucho casi no contaba con
elementos de su propiedad personal, aparte de sus propias ropas y los
equipamientos de su caballo. El “recado”, o silla para montar, y sus
diversos componentes (cincha, cojinillo, estribos) eran seguramente su
propiedad más preciada; y los que en alguna forma evidenciaban su
posición en lo económico. Así como su habilidad para trabajar el cuero
en la confección de otros útiles como los lazos y las boleadoras,
era una condición muy valorada en su medio. Signos de buena posición
económica eran por lo general el uso de guarniciones de plata (hebillas,
aros) en su ropaje, o en su cabalgadura.
Esa forma de vida altamente móvil y desarraigada, determinaba asimismo
que casi no existieran estructuras familiares estables; por lo que en
forma muy extendida los niños nacían de uniones circunstanciales,
quedando a cargo de sus madres y en muchos casos se criaban “guachos”
(huérfanos) desde muy corta edad. Se origina así un tipo de persona de
vida y mentalidad esencialmente solitaria, individual, sin otra
socialización que la mínima indispensable, reacio a integrarse a
cualquier tipo de estructura permanente de subordinación (sea familiar o
de trabajo); que subsistía casi exclusivamente en forma autárquica y
con la única aspiración de cubrir sus necesidades más primarias.
La paulatina penetración de una economía más
organizada en la explotación de la ganadería - y, todavía mucho menos,
de la agricultura - introdujo principios de sedentarización; que dieron
origen a algunos asentamientos más estables y a una difusión poco a poco
creciente de las estructuras de familia. Pero la inestabilidad
política, generada sobre todo por las guerras entre facciones de
caudillos — y en el caso argentino, por la conquista de territorios
ampliamente detentados por indígenas — fue un factor de frecuente
destrucción de esos núcleos familiares por la salida de los hombres al
combate; y, a menudo, por la inevitable movilización de todo el grupo
humano junto a los ejércitos (de lo cual es ejemplo ineludible “el éxodo del pueblo oriental”)
que frecuentemente provocaba la dispersión de esos iniciales
agrupamientos familiares; así como la recomposición de las parejas o los
episodios de infidelidad que a menudo son temas en la literatura
gauchesca.
En ciertas zonas, los gauchos se vieron
inevitablemente insertos en los episodios bélicos de la época
independientista; y los suscitados por diversas rivalidades políticas
consiguientes a la evolución de una situación originariamente muy
inorgánica de la vida social y económica, en que el ganado vagaba
libremente sujeto a expediciones de captura con el objeto de obtener el
primeramente el cuero y más tarde el tasajo; y donde no existía
autoridad civil o política alguna.
El paulatino proceso de estructurar una presencia de
la organización económica e institucional colonizadora de esos
territorios practicamente vírgenes, tuvo necesariamente que implicar un
cambio de los hábitos de vida de quienes habitaban en ellos en
condiciones totalmente inorgánicas; algunos integrándose a las nuevas
condiciones — otros resistiéndolas, no adaptándose y quedando, en
consecuencia, marginados.
Naturalmente, esos habitantes de las planicies abiertas no solamente
carecían de estructuras sociales - incluso en buena medida a nivel de
familia - sino también de casi todo tipo de instrucción; salvo las
habilidades requeridas por su actividad y en cierto modo, su
esparcimiento. Incluso su lenguaje, aunque siendo básicamente el
español, tuvo importantes modificaciones. Si bien, como regla general,
no existió una influencia lingüística indígena (dado que los idiomas de
los indios eran bastante primitivos y buena parte de los territorios no
habían tenido, siquiera, una población indígena significativa), el
idioma español de los colonizadores sufrió abundantes deformaciones en
el medio habitado por los gauchos; y en algunas zonas tuvo
indudablemente una incidencia importante la convivencia con el habla
portuguesa. Curiosamente, la incipiente presencia de ingleses y aún de
franceses, determinó el surgimiento de algunas palabras gauchas de ese
origen, como “aguaitar” (esperar), originada en la voz inglesa “wait”.
De tal modo y poco a poco se conformó un verdadero
dialecto basado principalmente en el español y en mucho menor medida en
el portugués, como habla gauchesca; así como
varias décadas después surgió - especialmente en el ambiente urbano de
Buenos Aires - un lenguaje dialéctico propio, el “lunfardo”
en buena medida derivado de la influencia del italiano y especialmente
el napolitano de los inmigrantes. La presencia en el medio rural de
estos inmigrantes europeos de bajo nivel económico y cultural, de habla
poco menos que ininteligible para el gaucho, napolitanos y gallegos, es
motivo de menciones jocosas en varias obras gauchescas, como el “Martín
Fierro”.
El creciente contacto con personajes provenientes del medio colonial
urbano, que representaban el movimiento de institucionalización y
organización de la vida política y económica de sus regiones, fue
suscitando una situación de enfrentamiento y oposición que - como suele
ocurrir - desarrolló en aquellos componentes de un nivel culturalmente
menos cultivado y poca capacidad para adaptarse a las nuevas
condiciones, una actitud de exteriorización de sobrestimación propia, de
orgullo y altanería, manifestada en la burla y el desprecio hacia ese
tipo de personas de superior cultura y habilidades intelectuales, que
aparecían en su medio investidas de poder y autoridad.
La inserción de los gauchos en bandos combativos,
producto de las luchas políticas de la independencia y las de las
posteriores facciones consiguientes a ella, indudablemente contribuyó en
gran medida a que se consolidaran actitudes de, por un lado
sobrevaloración de sus dotes, su estilo de vida y su realidad
socio-económica. Y, por otro lado, a la consideración despreciativa y
ridiculizante hacia los sectores opuestos - que representaban los
prototipos humanos de una sociedad en progreso y modernización en la
cual no encontraban cabida - señalando especialmente su carencia de las
condiciones individuales de fuerza física y habilidades propias del
gaucho (“puebleros”, “manates” - por magnates - “cajetillas”, “dotores”,
etc.) y equiparando sus mejores dotes de habilidad intelectual,
comercial o técnica con prepotencia, hipocresía, mala fé, malicia e
incluso, racismo.
Los propios hechos de la vida política argentina
inmediatamente posterior a la independencia, propiciaron que importantes
grupos de individuos provenientes de ese medio se trasladaran a los
ambientes urbanos; especialmente como integrantes de las tropas
reclutadas para los ejércitos al servicio de los diversos caudillos. Así
por ejemplo, la instalación en Buenos Aires del gobierno de Juan Manuel de Rosas,
estuvo respaldada por un contingente de milicias (especialmente una
suerte de incipiente policía política llamada “la mazorca”) generalmente
compuesta por individuos desarraigados de sus anteriores ambientes
camperos, altamente indisciplinados y fuertemente inclinados a cometer
toda clase de desmanes. Lo cual, indudablemente, no favoreció la imagen
del gaucho en la sociedad urbana.
En tales circunstancias, las pasiones políticas se exacerbaban, el
encono entre los partidos “federal” y “unitario” (trasuntado en el
célebre pregón de los rosistas “viva la santa Federación, mueran los salvajes unitarios”)
se expresó en importantes encuentros bélicos; que fueron alternando las
facciones en el poder, hasta la definitiva imposición del centralismo
bonaerense.
Naturalmente, todo ese clima contribuyó a que la
figura del gaucho fuera, de una parte, identificada con la barbarie y la
incivilización que se oponía al proceso de modernización, progreso y
expansión educativa.
En tanto que otros la fueron idealizando como
expresión de un estilo de vida que - aunque irremisiblemente condenado a
desaparecer - se añoraba conservadoramente, como símbolo de virtudes
viriles, objeto de toda clase de abusos y arbitrariedades represivas y
centro de una época pastoril, plácida y tranquila, que justifica la
calificación de bucólica, eglógica y virgiliana con que algunos
identifican algunas expresiones de la poesía gauchesca.
La exaltación del gaucho fue, de tal modo y en cierto momento, un
vehículo de propaganda política. Luego, y conforme el proceso histórico
fue desenvolviéndose y se modernizaron las estructuras sociales y
económicas, la literatura gauchesca se fue convirtiendo en nativista. En
ella, la denuncia social de la existencia de un grupo humano en
situación de persecusión y miseria fue sustituída - tanto en el Río de
la Plata como en sur del Brasil - por la exaltación en las “sociedades
nativistas o criollas” de sus valores morales y el cultivo de sus
estilos de vestir, de cantar, de bailar; tanto como por algunas
costumbres típicas que le sobrevivieron, como la de sorber infusión de
yerba mate en el recipiente conformado por el fruto del poronguero.
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Sin embargo - y seguramente por su misma carencia cultural - la
literatura gauchesca no es obra de gauchos. Como regla general, la
literatura gauchesca más representativa - en cuanto recoge y presenta no
solamente el lenguaje de los gauchos, sino sus condiciones vitales y
sus peripecias supuestamente típicas - ha sido obra de hombres cultos o
en todo caso semicultos, que habiendo participado de diversas formas en
la vivencia del medio gauchesco, y también habiendo desarrollado una
especial valoración de lo que representaba ese medio en diversos
aspectos éticos o estéticos, recurrieron a las formas literarias y a los
instrumentos artísticos para su presentación.
Si bien es cierto que expresiones versificadas surgieron
espontáneamente en el ambiente rural de los gauchos — especialmente
ligadas al canto con la guitarra — ellas no llegaron a conformar una
cultura folklórica tradicional; sino que lo que constituye el fondo
cultural integrado por la poesía gauchesca es esencialmente el resultado
de una obra deliberadamente producida por autores de origen urbano, que
a menudo compartieron el deseo de describir el medio físico y social
del gaucho con el interés de valerse de ello como instrumento de
propagación de opiniones, frecuentemente por motivaciones políticas;
anticipando una práctica que todavía perdura, aunque en aquel entonces
no tenía el carácter adicional de su lucratividad.
Esos antecedentes espontáneos de la lírica gauchesca
practicamente no subsisten, por haber sido obras no escritas, de
autores anónimos. Fueron, sin duda, manifestaciones en cierto modo
continuadoras de las expresiones artísticas del romancero español y de
las coplas que aún hoy sobreviven especialmene en Andalucía, con fuertes componentes de origen árabe.
Entre los rasgos que vinculan ambas expresiones, se
encuentra sin duda la estructura de relato de hechos salientes de la
realidad, poco a poco mezclados con elementos ficticios hasta llegar a
la pura creación imaginativa o novelesca. Los hechos relatados,
inicialmente de contenido histórico y épico — como la defensa y
reconquista de Buenos Aires durante las invasiones inglesas — pasan
luego a estar constituídos por los “sucedidos”;
eventos que, por diversas características, a menudo del tipo de la
crónica policial roja, poseyeron fuerte contenido dramático.
Pero sin duda, además del obvio contenido referido al ambiente gauchesco, lo que caracteriza a la poesía gauchesca es el empleo de un lenguaje,
que destaca la diferenciación respecto del español puro, en base al
empleo de expresiones y también de inflexiones propias del habla del
gaucho. A pesar de que — sin existir una documentación fiel de la
expresividad oral de los gauchos — esas modalidades hayan sido
generalmente admitidas como las utilizadas por ellos, sin que
posiblemente hubieran sido conocidas de antemano por muchos de quienes
las leían o escuchaban. Es muy posible, además, que en cierto grado la
expresividad oral real de los gauchos haya sido de alguna manera
acentuada o atenuada por los autores, con fines de agregar notas
pintorescas a sus personajes como de hacerlas más accesibles al público;
cuando no para ajustarse a los requisitos de las propias formas
versificadas empleadas.
Otro signo característico de la lírica gauchesca, la
constituye un contenido en que abundan ciertos elementos, tales como
las reflexiones de índole sentenciosa donde se
postulan conclusiones generalmente pesimistas o de finalidad
preventiva, acerca de las cuestiones de la vida y relaciones del hombre
con otros o con la sociedad. Como así también la frecuente intercalación
de elementos jocosos generalmente
ridiculizando actitudes o personas; y entre estas últimas un tipo de
metáforas que a la vez que cumplen su finalidad ilustrativa del sentido
de lo que se expone, se caracterizan por emplear elementos propios de la
vida del campo y del gaucho, a menudo con el contenido ingenioso,
inesperado y gracioso que es lo más propio de las “comparancias”.
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sábado, 26 de mayo de 2012
BIOGRAFIA GAUCHESCA
EL CRIOLLO
MATEO ROMERO
Criollo, es un americanismo que se empleó desde la época de la colonización de América aplicándolo a los nacidos en el continente americano, del país, pero con un origen africano o europeo. A diferencia de indígena, el Criollo (del portugués crioulo, y éste de criar) era un habitante nacido en América de padres africanos o europeos, o descendientes de estos.1 Se calificaba de criollo también al individuo nacido de criollos.A mediados del Siglo XVIII los criollos de origen español controlaban buena parte del comercio y de la propiedad agraria, por lo que tenían un gran poder económico y una gran consideración social, pero estaban desplazados de los principales cargos políticos en favor de los nacidos en España.
Con el curso de los siglos el significado de criollo ha evolucionado y ha ajustando su sentido dependiendo de la localidad geográfica y del contexto en que se usa; según la acepción latinoamericana, que compone el 90% del mundo hispanohablante, “criollo” quiere decir “del país” o “nacional”, en lugar del uso originario de persona nacida de padres extranjeros. Ejemplos Argentina, Brasil, Chile, Perú, Uruguay, Venezuela y otros. En países de la zona andina con un predominio étnico de nativo americanos en sentido más amplio se alude a la persona "descendiente de europeos".
También se usa el término criollismo para designar al movimiento de los hijos de españoles nacidos en América -y que buscaban una identidad propia a través del pasado indígena- de símbolos propios y de la exaltación de todo lo relacionado con lo americano. Su identidad se fue fortaleciendo como consecuencia de las reformas borbónicas, que los relegaron de los principales cargos políticos y eclesiásticos en Nueva España, situación determinante para el estallido del movimiento insurgente y la consumación de la independencia.
Contenido |
Historia
Criollo es una palabra que deriva de la palabra "criar", un criollo es alguien que se ha criado en un determinado territorio. En tiempos coloniales recibía el adjetivo de criollo todo aquel que tuviera todos sus linajes de origen foráneo, africano o europeo. Por ejemplo, padre y madre de origen español, aunque nacido fuera de la "metrópoli", este solo motivo de ser nacidos fuera del territorio metropolitano del estado colonial hacía que los criollos aunque pudieran tener muchos privilegios respecto a las otras "castas coloniales" se encontraran en desventaja ante las prerrogativas de los administradores coloniales originarios de Europa.Con los siglos (tras aproximadamente 200 años) era frecuente ya aplicar el adjetivo "criollo" a toda persona o a todo elemento cultural que sin ser europeo evidenciara un predominio genético y/o cultural europeo (lo cultural más evidente son las lenguas criollas que derivan de lenguas europeas pero que se han diferenciado lo suficiente como para ser, por lo menos, dialectos).[cita requerida]
Los procesos de independencia de las colonias americanas de las metrópolis fueron impulsados fundamentalmente por criollos de origen español, que tradicionalmente constituían las élites locales. Los peninsulares y criollos dueños del comercio local vieron limitados ciertos derechos comerciales y jurídicos por las leyes del Imperio español, reservados sólo para el comercio en la metrópoli, tales como el derecho a comerciar con otros países que no fuera España. Más específicamente se referían al comercio con las potencias rivales, Inglaterra y los nacientes EE. UU., con quienes de facto existía un creciente contrabando comercial. Además, los criollos poseían una enorme influencia y representación en el gobierno local, aunque la administración virreinal era ejercida por virreyes y otros funcionarios que la Corona española designaba en la península ibérica.
En la guerra de independencia combatieron en ambos bandos tanto los descendientes de africanos y europeos, como los amerindios y todas las variantes de mestizos, quienes se asimilaron bajo la bandera "realista" o "libertaria" de caudillos como Artigas, Belgrano, Bolívar, Hidalgo, Iturbide, Morelos, San Martín, y otros. Actualmente, sin embargo, en países como Bolivia y Venezuela algunas corrientes tienden a rechazar los aportes de este grupo a los niveles de desarrollo económico y social de estos.
Distribución en América
En la actualidad sus números varían de país a país. En otros países de América los descendientes de criollos en su definición original constituyen un porcentaje cuyo promedio es difícil de establecer con exactitud debido a varias razones. Una razón de peso significativo es que muchos de éstos se autoclasifican blancos. Este problema se produce desde los llamados países de mayoría nativo-mestiza hasta los países de mayoría criolla. Una de las razones antropológicas para entender este fenómeno histórico en Latinoamérica se da por las relaciones raciales dadas en la Colonia y que sirvieron de base cultural para el subcontinente. [cita requerida]Ejemplos de uso moderno
En Argentina , Chile y Uruguay, países que recibieron una inmigración muy fuerte de italianos y españoles entre 1850 Y 1950, así como otras migraciones posteriores a la denominación de criollo, su uso se documenta desde el siglo XIX para indicar a los nativos del país de estirpe caucásica: un hijo de españoles nacido en el país era un criollo. Tal denominación se fue restringiendo hasta emplearse sólo para designar a pobladores del interior del país, a los que se supone de ascendencia criolla en el sentido clásico, aunque también con varios grados de mestizaje con los habitantes primigenios del continente, esto es, los amerindios. Aunque en Argentina las palabras criollo y criolla puede ser tomados como un honra al señalar la original prosapia del país (en definitiva, los hijos de los europeos inmigrantes del periodo 1850-1950 también suelen ser bien considerados legítimamente como criollos ya que nacieron y se criaron en el país), se ha difundido también una connotación negativa que tendría como sinónimo una mezcla de facilismo y picardía llamada precisamente la "picardía criolla" o también "viveza criolla", tal picardía o "viveza", bastante injustamente adjudicada a los criollos ya que incluye a toda la sociedad, se caracteriza por el facilismo y por el ejercicio excesivo de la astucia, aunque suma rasgos positivos: la capacidad de improvisar y el ingenio en general (destacándose la inventiva, el sentido del humor y la sociabilidad).En países con un fuerte elemento de migraciones relativamente recientes de grupos caucásicos europeos (alemanes, italianos, españoles recientes, etc.), tal como en el caso de Argentina y Chile después de la segunda mitad de XIX, el término criollo en su sentido original tiende a desaparecer y a adquirir el significado descrito arriba.
En Brasil el término criolo designa personas negras o mestizas de negros. En el siglo XIX, los esclavos podrían ser criolos (los nacidos en Brasil) o africanos (nacidos en África, que podrían no hablar portugués ni conocer las costumbres de la nueva tierra). Por tanto, en el Brasil, el término criolo nunca es usado para designar personas blancas, al contrario del resto de América Latina, excepto en el estado de Río Grande del Sur, fronterizo con Argentina y Uruguay, donde algunas personas distinguen crioulo (negro o mestizo de negro) y criolo (hijo de europeos nacido en América).
En Venezuela, Ecuador y Colombia, según el discurso oficial el término de criollo en el habla vernácula significa idílicamente "de la tierra nuestra" y es un término supuestamente inclusivista que se aplica a todos los colombo-venezolanos, quienes son "criollos" no importa que región sea. Según esta línea oficial de la censura racial "vernácula", el rótulo de "criollo" se debe llevar con orgullo porque históricamente se asumen de facto los vínculos y herencia española y amerindia en una suerte de mestizaje que hace desaparecer las razas para fundirlas en una sola o "criolla". Según esta versión, desde el momento de la independencia se estaba gestando una nación criolla con identidad y orgullo patrio. Es decir, de acuerdo a la letra oficial todo el legado nativo de la grán Colombia se funde con el colonial en lo criollo.
Otro uso de la palabra criollo es para la gallina criolla, que es más pequeña y contiene más sabor y que se degusta al preparar el sancocho de gallina criolla, o sea la gallina criolla es de una raza selecta para su comercialización. Algo similar ocurre con el pato criollo (Cairina moschata domestica) que es el pato doméstico originario de América tropical, domesticado por los indígenas desde tiempos precolombinos. En estos casos, el término criollo significa vernáculo o autóctono, que es la acepción más común de la palabra en estas latitudes.
En Francia se denominó tradicionalmente "créole" al blanco nacido en cualquiera de sus colonias, aunque no fuese en América. Todavía en la ex-colonia francesas (como Haití o Quebec) o en las actuales dependencias francesas (Guayana francesa, Martinica, Reunión, Mayotte, Nueva Caledonia etc.) se denomina creole a la lengua basada en el francés aunque localmente diferenciada de tal idioma o a las formas de cultura o a las personas (casi siempre mestizas) en las que predominan los orígenes franceses.
En Perú el término "criollo" ha seguido un curso diferente. Tiene varios significados, muchos de los cuales carecen de valor racial, social o étnico. Generalmente se usa como adjetivo calificativo para la música de la región de la costa, específicamente con géneros como "vals criollo" o marinera o tondero, u otros con fuertes orígenes afroperuanos, tales como el festejo u otros. Conocidos intérpretes de esta música tienen nombres como Los Embajadores Criollos, Los Troveros Criollos, Las Criollitas y otros. Se usa además para calificar la "comida criolla" o comida típica de la región de la costa peruana como el "ceviche", o tal vez "chupe de camarones" o la "jalea", etc.
También en Perú tiene otro significados de uso muy común. En las clases altas capitalinas, el termino "criollo" se asocia "a veces" con contenido muy negativo y se denominan así personas que pueden ser definidas como "marginales", "vivos", "lumpen" o "estafadores" entre otros significados, cuando el término es usado como adjetivo. Este significado alude al facilismo y picardía de manera similar al caso argentino, llamando en Perú también a este aspecto "picardía criolla", "viveza criolla", "viveza", "ley del vivo", "criollada", etc. Ejemplo: "me hicieron una criollada" para decir "me estafaron". Según algunos esta acepción del vocablo criollo, que tiene uso muy común y aceptado en el Perú, se originó por las costumbres de los descendientes de españoles de viajar por el interior del país donde tomaban con engaños las posesiones de los habitantes locales incluidas sus hijas, mujeres y/o bienes materiales, confiados en la credulidad de los nativos, siendo los culpables inmunes a la ley o la justicia por la corrupción existente, también practicada por "criollos". Sin embargo, en el pueblo, hay un sentimiento de orgullo en decirse "criollo" o persona del pueblo. En este sentido, el "criollo" es el hombre común costeño, criado en cultura popular, comiendo comida criolla y escuchando musica criolla, con un orgullo de su herencia española, indígena y afroperuana, mestiza, en contraposición a los de clases altas con tendencias eurófilas y amantes de influencias extranjeras, especialmente de Estados Unidos.
El "núcleo duro" de lo "criollo" está restringido a los valles agrícolas del litoral peruano y las ciudades aledañas, tales como Piura, Chiclayo, Trujillo, Lima e Ica. En cada lugar ha adoptado formas propias con variados elementos culturales, actualmente con una fuerte influencia mestiza y morena en el norte y un dominante elemento africano en Lima y el Sur Chico. Desde épocas coloniales, la composición etnocultural en la costa peruana ha variado dependiendo de la región. Por ejemplo, el elemento africano estaba concentrado en el sur en la Provincia de Cañete y el Departamento de Ica o en la costa norte en Lambayeque y Piura, hecho que ha dado un carácter único a esas áreas. En dichas regiones existían los grandes fundos de explotación agropecuaria que estaban en manos de descendientes de españoles y de otros europeos, así como sus artesanos. La dinámica de la relación entre el elemento europeo y africano en el Perú amerita un estudio más riguroso, pero cabe mencionar que esta relación se gesta de manera asimétrica para perpetuar el dominio racial del blanco. Lejos de crear una integración, resulta en la exclusión y marginación del componente mestizo e indígena por el uso de los afroperuanos de la costa y de las urbes, quienes son utilizados como fuerza de choque para proteger al blanco contra el cobrizo y el negro. Quienes se prestan a su labor de guachimanes (derivado de watchman), aplican la selección racial en los lugares de acceso público, como centros de entretenimiento, clubes, etc.
En otros países del continente americano, se da por extensión el calificativo de criollo a todo lo producido por criollos o en el ámbito de la "cultura criolla", por ejemplo: "caballo criollo", "pan criollo" o "vals criollo"; y por extensión hecho en el país, como sinónimo de "nacional". Esto ha traído como consecuencia que el término cambie progresivamente, para horror de las antiguas élites que se han esmerado por mantener su "pureza racial", en algunos países con mayorías mestizas o afroamericanas como República Dominicana, entre otros, que lleva a designar a los nacionales del país, sin considerar su "raza".
Es interesante notar que en los países anglosajones no ha sido ni es notoria la distinción de tipo "metropolitano" vs. "criollo" ya que en el mundo angloamericano el sistema segregacionista (muy "naturalizado") ha sido diferente el de la llamada regla de "hipolinaje" (linaje "inferior"): aún en Estados Unidos se llama "gente de color" a alguien que tiene ancestros negroafricanos y también blancos, o "indian" a quien se le saben ancestros indoamericanos aunque predominen linajes europeos en su genealogía.
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MATEO ROMERO
Lengua criolla
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Una lengua criolla, llamada también criollo, es una lengua
que nace habitualmente en una comunidad compuesta de personas de
orígenes diversos que no comparten previamente ninguna lengua, que
tienen necesidad de comunicarse, y por ello se ven forzados a valerse de
un idioma que no es el de ninguno de ellos. Un ejemplo típico es el de
los esclavos africanos llevados luego de la conquista de América a las plantaciones del Caribe
o de las poblaciones autóctonas de regiones de Sudamérica, Oceanía y
África que se vieron obligadas a utilizar la lengua de la potencia
colonial (el inglés, el castellano, el francés y el portugués) para
comunicarse.Existen discrepancias entre los lingüistas sobre la formación de las lenguas criollas. Para algunos, inicialmente la comunicación toma la forma de un pidgin, una segunda lengua que toma el léxico, muy deformado y simplificado, de la lengua impuesta y que, sin embargo, mantiene una sintaxis propia de las lenguas indígenas. Los hijos y los descendientes de los hablantes perfeccionarán este lenguaje reducido para transformarlo en una lengua más eficiente, en un proceso llamado nativización.1 Cuando el pidgin nativizado se convierte en su idioma materno, una lengua con una sintaxis más estructurada y un léxico estable y más amplio, se habla entonces de lengua criolla.2
Para otros lingüistas, las lenguas criollas serían el resultado de la evolución progresiva de un idioma en contacto con otras lenguas, sin la necesidad de pasar por la etapa de transición del pidgin.
Tradicionalmente el término «lengua criolla» se refería a cualquier lengua mixta, producto de la convivencia prolongada entre hablantes de varios idiomas nativos.
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Algunos ejemplos
Algunos ejemplos de lenguas criollas:- Criollo beliceño
- Criollo bissauguineano
- Criollo caboverdiano
- Criollo haitiano
- Criollo palenquero
- Criollo de Reunión
- Criollo sanandresano
- Criollo mauriciano
- Chabacano
- Palenquero
- Patois o criollo jamaicano
- Papiamento
- Chamorro
- Inglés criollo (Creole English) de la Costa Atlántica de Nicaragua
- mekatelyu costarricense
- Afro-semínola
- Tok Pisin
- Ndyuka
- Idioma forro
- Idioma angolar
- Idioma annobonense
- Criollo seychelense
- Criollo reunionés
- Pitcairnés-norfolkense
MATEO ROMERO
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